No se los vio a Peter Munk ni a Aaron Regent buscando sus nombres en los padrones el domingo 8 de mayo de 2011 en las áridas escuelas sanjuaninas. Ellos son los directores corporativo y ejecutivo, respectivamente, de la Barrick Gold Corporation, la firma que explota a través de subsidiarias la mina Veladero en esa provincia argentina como lo hace en otros 25 emprendimientos en una decena de países. Ese día, a través de un plebiscito, los sanjuaninos le otorgaron a su gobernador, José Luis Gioja, la oportunidad de candidatearse para ser reelecto por un tercer período consecutivo.
Pero los votos de los señores Munk y Regent valen más que los de todos los sanjuaninos juntos, según se desprende de los cuentos provinciales y de los números que rodean esta historia. San Juan creció un 12% en el primer trimestre de 2011, gracias a la actividad minera. Lo anunció la ministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi, dos días antes del plebiscito. Fue la máxima visita que se permitió el kirchnerismo ante un gobernador que va por un mal visto tercer período consecutivo. El año pasado, el crecimiento fue del 16,6%, muy superior a la media nacional.
Seguramente Gioja será recontrareelecto cuando la ciudadanía sanjuanina vuelva a poner el voto el 14 de agosto, en las elecciones primarias diseñadas por el Gobierno nacional, y el 23 de octubre, en las generales que definirán Presidente y algunos gobernadores. Gioja dice que nada vale más que eso: el voto de la gente. Y que para eso le quedan dos finales más. Así responde, en términos futbolísticos, a los cuestionamientos de la oposición sobre la legalidad de la consulta, bastante dudosa, por cierto. Pero “por algo será”, se podría decir parafraseando a las explicaciones que se daban entre los vecinos cuando la gente desaparecía tras ser secuestrada por la dictadura.
“Gioja hace esto porque es el único que puede garantizar la continuidad del negocio de la Barrick”, aseguró un dirigente político opositor que estaba por el No. Algo similar se le escuchó afirmar al propio hermano del gobernador, el senador César Gioja, quien se puso a la cabeza de los reclamos de los opositores. El, también kirchnerista, quería ser el candidato oficialista a la Gobernación, pero su hermano menor le alteró los planes cuando decidió postularse para un tercer período.
Pese a haberse puesto a la cabeza del “no” a la re-reelección de su hermano, el senador Gioja defiende la existencia de las compañías mineras en la provincia de San Juan tanto como lo hace el propio gobernador. Eso sí, César quiere que las multinacionales paguen más regalías por el oro que se llevan hacia Suiza. Y su hermano, el gobernador, trabaja en un acuerdo para ello con la Nación. A través de la reglamentación a la ley de Glaciares quiere que las mineras como Barrick tributen el 3% no de los minerales que declaren haber extraído –como es ahora- sino de su facturación final, lo que no incluye los costos de producción de la firma. En caso de incumplimiento, multa. Y hasta la posibilidad del fin de la concesión.
“Gioja es un corrupto y un coimero”, acusó casi seis años atrás y reafirma aún hoy el ex gobernador Alfredo Avelín, de Cruzada Renovadora, un partido al que se vinculó con la dictadura y que hoy apoya los reclamos contra las mineras que reivindica desde Buenos Aires el cineasta y diputado Fernando “Pino” Solanas, líder del movimiento Proyecto Sur y rival directo de Mauricio Macri en la próxima elección de jefe de Gobierno porteño. A los 84 años, el doctor Avelín aún atiende pacientes pobres en la capital sanjuanina y vive de su jubilación como médico, no como ex senador y ex gobernador. Fue el único gobernador que se opuso a refrendar los ajustes exigidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en plena crisis del cambio de milenio. Avelin atribuye su destitución, en 2002, a su oposición a la adhesión de la provincia a la ley minera sancionada durante el gobierno nacional de Carlos Menem. Gioja era entonces un opositor local en crecimiento, con relevancia nacional en el Congreso como presidente de bloque de su partido, el Justicialista. Al año siguiente sería electo gobernador y a los pocos meses se aprobaría el informe de impacto ambiental de la mina Veladero presentado por la Barrick. La firma limpia sus metales con cianuro y opera a cielo abierto en plena Cordillera de los Andes.
Votos y amigos
Ni Munk ni Regent votaron el domingo pasado (8 de mayo de 2011), cuando la mayoría de los sanjuaninos que fueron a las urnas le puso el “SI” a la posible reelección de Gioja, la primera y amañada enmienda constitucional que tiene esa provincia en un cuarto de siglo, convocada de apuro a ese solo efecto y cuando Gioja tuvo la certeza de que no podría ser candidato a vicepresidente de la Nación. Votó el 61% del padrón, el 66% de los sufragantes a favor de Gioja. Pero ese número implica el 41% del total del electorado por el sí a la re-re, insuficiente para la oposición si de una consulta popular se trata. Ya hay impugnaciones judiciales en marcha, con esperanzas de llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Gioja se jacta de haber sido amigo de Néstor Kirchner. Hay quienes ponen en duda el origen de la amistad al revelar los recelos del fallecido ex mandatario hacia el gobernador en 2001, cuando el santacruceño iniciaba su camino hacia la Casa Rosada y el por entonces senador hacía de vicepresidente por algunos días en la crisis de 2001-2002. Pero Kirchner falleció en octubre de 2010, cuando se especulaba si sería el próximo candidato presidencial de su heterogéneo espacio político, y quien quedó a cargo fue su viuda, la presidenta Cristina Fernández, de distinta y distante relación con el sanjuanino. No hay golpecitos ni bromas que se puedan hacer con ella como lo hacía con Kirchner. Gioja soñaba con ser el compañero de fórmula de una nueva postulación presidencial de Kirchner.
Carajos y regalías
“No tengo un carajo que ver con Covelia”, gritó hace un par de meses el jefe de los jefes sindicales, el camionero Hugo Moyano. Fue cuando desde Suiza se pedían informes a la Argentina por las causas penales contra él a raíz de una investigación por presunto lavado de dinero de la empresa recolectora de basura a la que se le atribuyen vínculos y presiones para obtener licitaciones en los municipios bonaerenses. “No tengo un carajo que ver con la Barrick”, podría decir perfectamente Gioja. Claro que al final el sanjuanino le agregaría la palabra “huevón”, tan típica en él aunque más chilena que cuyana.
El hermano senador manejaría la hipótesis de que el gobernador fue extorsionado –por decirlo de alguna manera- por la propia compañía minera para ir por la re-re, según dijeron allegados al legislador. “Siempre hay un muerto en el ropero”, habría dicho el Gioja senador a quienes le preguntaron por la re-re de su familiar. ¿Qué muertos tendrá su hermano? La pelea entre los hermanos copó la última parte de la campaña pero no fue lo central del plebiscito.
Barrick se llevó el año pasado de la Argentina más de 4 mil millones de pesos, más que el Presupuesto previsto para este año por la provincia de San Juan, de unos 3.800 millones. Lo que le quedó a la provincia en concepto de regalías fueron unos 180 millones de pesos. Hay una ecuación que no cierra: San Juan recibe más plata por la coparticipación nacional de las retenciones a los productores de soja -una oleaginosa casi desconocida en la provincia- que por la renta de las compañías mineras.
“Todo lo que sea aumento de pagos nos molesta, porque nosotros invertimos y planeamos con un costo determinado, y este cambio de reglas a mitad de inversión es violatorio de la ley”, se quejó el titular de la Cámara que agrupa a las empresas mineras en San Juan, Jaime Bergé, apenas Gioja hizo públicas sus intenciones de modificar el esquema de regalías a través de la ley de Glaciares, al día siguiente de su triunfo electoral.
Fuentes de la asamblea ambiental creada en la capital sanjuanina ante el riesgo de la proliferación de la industria minera a cielo abierto sostuvieron que hay firmes sospechas de que Barrick se lleva a Chile minerales no incluidos en sus declaraciones juradas ante el Fisco argentino. Hasta hay teorías de vínculos con la empresa minera que opera en el yacimiento santacruceño de Cerro Vanguardia. Lingotes de oro que viajarían en camiones hacia el sur, desde San Juan hasta Santa Cruz, pero por tierras chilenas, y que de ahí irían hasta el Atlántico para partir por mar hacia el Pacífico y los puertos del vecino país.
“San Juan es una provincia pobre”, expresó el gobernador Gioja cuando le entregaron el primer lingote producido por la Barrick en Veladero. Fue el 11 de octubre de 2005, cuando la onza de oro valía unos 675 dólares, ya entonces una cotización bien por encima de los 400 dólares a que rondaba cuando el proyecto minero comenzaba a ser concretado. Hoy la onza superó los 1.500 dólares. “Si el mineral aumentó, la empresa que invirtió ganará más. Eso es lógico, Por otra parte, quien realiza la inversión calcula que el mineral aumentará. Y me pregunto, si la onza baja, después, ¿nos bajarán las regalías?”, planteó por estos días el presidente de la Cámara de empresas mineras sanjuaninas.
En sus anuncios postplebiscito, Gioja habló de la creación de una empresa minera provincial para apoyar los pequeños emprendimientos desechados por las grandes operadoras del sistema y que tiene como ejemplo el modelo chileno. El dice que la idea nada tiene nada ver con Fomicruz, la empresa creada por su fallecido amigo Kirchner en sus tiempos de gobernador de la provincia de Santa Cruz y a la que deben asociarse todas las compañías mineras que allí operan como la que explota Cerro Vanguardia.
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