lunes, 14 de diciembre de 2009

Secreto en la Montaña: El Oro y el Barro

escrito por Marina Alzen (malzen@clarin.com)
para Revista Viva del Diario Clarín
publicada el 29 de noviembre de 2009

Aquí, a 4.600 metros de altura, la frente y la nuca tiran en direcciones opuestas, como si la cabeza fuera Tupac Amaru amarrado de sus extremidades a los caballos del conquistador español. Los pies pesan una tonelada. O dos. Inhalar deja de ser un acto obvio de la vida y el corazón se exalta como si quisiera escapar del cuerpo. El paisaje majestuoso de la Cordillera de los Andes compensa la desagradable sensación que provoca el mal de altura, que obliga a cualquier mortal que esté desacostumbrado a estar tan arriba del nivel del mar a abrazarse a un tubo de oxígeno como si fuera un osito de peluche.

Desde tiempos inmemoriales se sabe que hay oro en lo alto de estas tierras que hoy son parte de la provincia de San Juan. Los incas habrían sido los primeros en venerarlo; lo testimonia una momia hallada en el Toro, un cerro cercano, en el límite con Chile. Los pirquineros, siglos después, arrancaban el metal con pico, pala y dinamita, y lavaban la roca con cianuro abajo, en el río pelado.

Desde 2004, una empresa canadiense, Barrick Gold, explota industrialmente en Veladero el precioso mineral, que enloquece a la humanidad desde los tiempos de las civilizaciones más tempranas y que ahora cotiza encima de los mil cien dólares la onza, un precio récord.

Una operación industrial de esta magnitud hubiera sido impensable hace sólo unos años en este sitio rodeado de cumbres nevadas, donde están las nacientes de los ríos. En su pico de actividad, durante la construcción de la mina, supieron trabajar aquí unas cuatro mil personas. En el valle que está un poquito más abajo de donde se extrae el mineral, a 3.800 metros de altura, hay un campamento con hotel, hospitales (donde hasta el macho más macho acude, tarde o temprano, a rogar por oxígeno), comedor, cancha de fútbol, un salón con usos múltiples con computadoras, televisión, cine... Una auténtica ciudad en el medio de la nada, o mejor dicho, del todo.

El todo es esta bella cordillera, donde el viento manda con reglas propias. Pero la imponencia del paisaje no impide que el hombre, aún con las dificultades que causa el maldito soroche, se sienta minúsculo frente a él.

Para sacar el oro y la plata hay que desollar los cerros, lo que es posible sólo con fuertes explosiones, que se hacen una detrás de la otra, con milésimas de segundo de diferencia, en una acción en cadena. El cerro, por lo tanto, ya no es el cerro que solía ser. Parece un anfiteatro mayúsculo con gradas de colores. Son los colores de la montaña que ha sido descascarada.

Parado frente a esas impresionantes gradas que, en realidad, son las canteras, un ingeniero explica que, cuando la mina empezó, bastaba que hubiera apenas 0,35 gramos de oro en cada tonelada de piedra para que la operación comercial de la Barrick fuera rentable. Parece una relación desproporcionada entre el metal y la roca estéril, pero es así. Ya no existen las minas con vetas definidas, ésas que van rascando hombres con pico y pala. Ni esos yacimientos donde el oro fluye en los ríos, en forma de pepitas, como en las películas del Far West norteamericano.

El oro y la plata están diseminados en la montaña como si hubieran sido esparcidos al estilo polvitos mágicos por misteriosas hadas nocturnas, pero el relato de su extracción remite a una imagen mucho menos romántica.

Después de la explosión, la roca resultante se muele dos veces. Y luego es acumulada con gigantescos camiones, de varios pisos de altura, en una “nueva” montaña, que lleva el difícil y antipático nombre de “valle de lixiviación”. Desde arriba, éste parece una pirámide azteca escalonada, aunque sin ningún ornamento que lo pueda embellecer. Cuando la mina termine su vida útil, en el 2023, ocupará unas doscientas hectáreas. Para separar la roca de los metales buscados, el valle es regado con un sistema de goteo, similar al que se utiliza en los viñedos. Sólo que ese agua contiene dos partículas por millón de cianuro. Este, el veneno de los venenos, se pega al oro y la plata como a un imán, desprendiéndose de la piedra. El resultado que se obtiene es oro cianurado. Al espolvorearlo con zinc, emergen el oro y la plata. De esta reacción química, se obtiene un subproducto: el mercurio, que también se exporta. Así –juran– desaparece el cianuro, y el que pudiera haber quedado en el valle se oxida con el sol. Dicen, también, que el agua que se extrae del río Las Taguas para esta operación se reutiliza en un circuito cerrado.

Igual, se necesitan 36 litros por segundo (la empresa dice que paga por la utilización de 110 por segundo) para seguir alimentando el proceso, ya que la radiación solar se roba una buena porción del sagrado fluído de las montañas, un bien cada vez más escaso en este planeta que se calienta a un ritmo que no entendemos.


Visita (demasiado) guiada

Llegué a San Juan perseguida por las pesadillas que me provocaba la megaminería por todos sus elementos simbólicos: las explosiones, el cianuro, el agua, los glaciares perdidos, la contaminación.

Fundadas o no, mis suspicacias son compartidas por una parte de la sociedad sanjuanina, que se enteró de la existencia de Veladero cuando la mina ya era un hecho, lo que se contradice con la Ley General del Ambiente, que contempla la realización de audiencias públicas antes de empezar un proyecto de esta escala. Por lo tanto, no se discutió abiertamente si conviene (o no) resignar una porción de la cordillera a cambio de una actividad económica que tiene fecha de vencimiento (el recurso se agota pronto). Nadie habló en serio de los límites del ecosistema ni calculó si se quiere un establecimiento industrial de gran envergadura en la alta montaña, con los riesgos que esto implica. Tampoco se especuló sobre si vale la pena generar un pasivo ambiental que estará por siglos en una zona en la que se producen sismos temibles, o qué es la Cordillera: ¿un santuario intocable o una fuente de riqueza para las generaciones del presente?

En definitiva, lo que no se abordó es el debate sobre cuál es el modelo de desarrollo viable para todos los sectores económicos y qué precio ambiental están dispuestos a pagar los sanjuaninos como consumidores de productos que llevan las materias primas que puede proveer la provincia.

“No se discutió ni se consensuó acerca de los usos del territorio en distintas áreas y por ende se generaron muchos conflictos, en los que uno demoniza al otro, santificando al que está de su lado”, sostiene Pablo Lumermann, de la Fundación Cambio Democrático, quien realizó un estudio para la ONU y la Fundación Vida Silvestre sobre controversias en zonas mineras.

El silencio con el que se instaló la Barrick tuvo, por ende, el precio de la sospecha. De hecho, el viaje que hicimos a Veladero (no se puede entrar a la mina sin la empresa) estuvo inscripto en el marco de una agresiva campaña de relaciones públicas para enfrentar los temas que más dudas genera la minería a gran escala. Así y todo, no se nos permitió presenciar las explosiones (argumentando que si moríamos de un piedrazo, ellos serían imputables penalmente) y tampoco nos quisieron mostrar los lingotes de metal doré (fusión de oro y plata), que al cabo son el producto final que sale de la montaña. El esfuerzo por conquistar nuestros corazones era tan grande que por momentos no podíamos evitar sentirnos en Barricklandia.

Tal vez, tantas relaciones públicas se deban a que Veladero es la antesala de un proyecto aún mayor: Pascua Lama, otra mina de oro y plata (aunque mucho más grande). El nuevo yacimiento binacional –ocupa tierras argentinas y chilenas, y Barrick está a cargo– demandará una inversión previa de dos mil millones de dólares, por sus proporciones gigantescas.

Hay que montar, por ejemplo, un campamento de cada lado de la frontera. Esta vez, confiesan los ejecutivos de Barrick, la batalla de la opinión pública no puede fracasar. Por algo están abriendo una oficina en Buenos Aires, cosa que no creyeron preciso hacer con Veladero. En cambio, la capital sanjuanina está plagada de carteles de la empresa, que subrayan su lema: “minería responsable”. La Barrick está presente hasta en los jardines de infantes. No hay cómo desconocer la presencia de la compañía en la provincia.

Con la minería, San Juan se está reinventando a si misma, lo que tiene consecuencias para todos los niveles de la vida. Apareció, por ejemplo, el fenómeno de la clase media con casa de fin de semana, algo que sólo conocían los ricos, y son muchas las cuatro por cuatro que interrumpen la sagrada siesta. También ocurren otros fenómenos. Desde el poder político y económico, se está usando el término “ambientalista” de manera tan descalificativa como la dictadura usaba la palabra “subversivo”.

“Los ataques al sector (minero) desde espectros políticos o medioambientales han llevado a que la actividad cuente con malos antecedentes a pesar de hacer bien las cosas”, editorializó, por caso, el diario El Zonda. En la provincia no hay prensa que cuestione la minería, ya sea porque recibe pauta oficial o de la industria.

El Diario de Cuyo retiró hace poco la circulación de la revista Rumbos, que se reparte los domingos junto al matutino, porque contenía opiniones de la socióloga Maristella Svampa, quien es muy crítica de la actividad. También se interrumpieron programas de televisión, como TN Ecología o Después de todo, que ponían en tela de juicio las megaexplotaciones mineras.

Esta sumisión total al fenomenal poder económico de la minería pone al estado sanjuanino en colisión con reparticiones nacionales como Parques Nacionales, que si bien no está en contra de la actividad de por sí, duda del impacto que pueda llegar a tener en áreas protegidas como la biósfera de San Guillermo. “Nosotros no nos hemos quedado conformes con los estudios de impacto ambiental –señala un funcionario de Parques Nacionales tras pedir que se mantenga en reserva su nombre–. Los estudios están centrados sólo en si el agua les va a alcanzar a ellos. No sabremos si tendrá incidencia sobre lo que pasa con los humedales que se forman a la vera del río, cruciales para la flora y la fauna. En la zona de Pascua Lama no tenemos total certeza de que no haya glaciares de roca. Justo esa zona es la cabecera de cuenca del río Palca, que depende de las precipitaciones níveas. No sabemos el impacto que tendrá en el agua subterránea ni tenemos registro de la muerte de especies. Por lo que sabemos de minería, el impacto recién lo veremos en diez años.”

Pascua Lama insumirá mucha mayor cantidad de agua, ya que el proceso de lixiviación no se hará en un valle sino en un dique de cola: es decir, un gran piletón en las alturas. Alturas que parecían inalcanzables y ahora están tan cerca. Más allá del desgraciado soroche.


De eso no se habla

Los guanacos son bichos mansos, que comen imperturbables el pasto de las vegas, pequeños
oasis de los valles de altura de la Cordillera. Verlos es un espectáculo. Y justamente por eso, la UNESCO designó a toda esta zona de la biósfera de San Guillermo como Patrimonio de la Humanidad.

Barrick dice que las áreas de Veladero y Pascua Lama fueron desafectadas del parque, aunque las organizaciones ambientalistas aseguran que a la UNESCO no se le comunicó nada oficialmente. Los de la Barrick no son los únicos proyectos mineros en la zona: hay otros quince, y se desconoce si el ecosistema soportará el impacto acumulado de todos ellos. “De eso no se discute”, dice Lumermann, como si hablara de un tema tabú.

Las empresas mineras no tienen seguro de cobertura en caso de un siniestro, una posibilidad que no parece imposible más allá de que la Barrick haya optimizado al máximo su proceso industrial, haciéndolo merecedor de la ISO 14.000, la certificación internacional de calidad medioambiental.

“Pero si mañana se produce un desastre, nadie se hace cargo”, señala indignada Silvia Villalonga, presidenta de la Fundación de Ciudadanos Independientes (FUCI), una ONG de San Juan. Luego de recibir una denuncia del glaciólogo Juan Pablo Milana sobre la presunta existencia de glaciares de roca en la zona de Veladero, la organización presentó un recurso de queja contra la empresa en los tribunales de San Juan: fue desestimado casi de un plumazo, según comentan. La causa se encuentra ahora en la Corte Suprema, con final abierto.

Mientras tanto, arriba, en el campamento de la Barrick, un minero que está a punto de revisar su e-mail dice que está contando las horas que le quedan de un turno de catorce días para bajar a su casa, en San Juan. Una vecina del barrio ha dejado de hablarle, dice, porque lo acusa de trabajar en una empresa que contamina. El insiste con que ésas son todas mentiras. Pero no hay caso: no la convence. Las convicciones pueden ser más fuertes que la propia montaña.


Las voces en contra de la minera Barrick Gold

◘ Ecologistas reunidos en ONGs, famosos solidarios y unos pocos legisladores son las voces que más fuerte hacen oír sus críticas a la minera canadiense y otras empresas del sector.

◘ Julieta Díaz, Gastón Pauls y Raúl Taibo, entre otras celebrities, participan de una campaña contra la minería a gran escala para la ONG Conciencia Solidaria.

◘ El diputado Miguel Bonasso atribuye a la presión de Gioja el veto presidencial a la Ley de Glaciares, que prohibía la minería en zonas glaciares y periglaciares.

◘ ¿GLACIARES EN PELIGRO? Varias ONGs denuncian que Barrick no tiene un seguro ambiental que pagaría por un eventual desastre ecológico en el área de explotación minera.


La versión de los empresarios mineros

→ El doctor Manuel César Benítez, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) dice que el sector es “la actividad que menos accidentes registra y mejores salarios paga”.

→ somos modernos, no contaminamos: “La gran minería argentina es la más moderna de América latina y tal vez del mundo: tiene incorporadas las mejores prácticas productivas y ambientales.”

→ el cianuro se usa en todo el mundo: “El uso del cianuro en la minería moderna es absolutamente seguro porque está adecuadamente regulado por las leyes y las prácticas mineras internacionales.”

→ pagamos todos los impuestos: “En 2008 el Impuesto a las Ganancias pagado por el sector significó el 17% de los ingresos del fisco nacional. Y se pagan derechos de exportación y regalías.”


Las cifras de un negocio multimillonario

■ 1.575.000 onzas: Esta cantidad en ‘metal doré’ –la aleación de oro y plata que se extrae de la mina sanjuanina– exportó Barrick Gold de Veladero entre octubre de 2005 (fecha en que empezó la explotación) y diciembre de 2008. Al cierre de esta edición, cada onza (que equivale a 31,10 g) cuesta US$ 1.147,50, un precio récord en años.

■ 360 millones de pesos: Asegura haber pagado la Barrick en regalías y derechos de exportación de Veladero en ese período. Las ONGs ecologistas denuncian que las empresas gozan de beneficios fiscales que no tiene ninguna otra actividad económica y apuntan su dedo acusador al actual gobernador sanjuanino, José Luis Gioja, principal promotor de la Ley de Inversiones Mineras en los años ‘90.

■ 300 muestras de agua: Dice la Barrick que se toman en la mina para testear la calidad del líquido. En Jachal, San Juan, tienen la percepción de que aumentaron los casos de cáncer desde que Veladero empezó a operar. Aníbal Manzur, geólogo de la Universidad de Mendoza, dice que “mientras los circuitos cerrados de agua no fallen, no se afecta la calidad del sistema. Pero siempre hay riesgos”.

■ 5 provincias: Han limitado el uso de ciertos productos químicos –el polémico cianuro, sobre todo– en la actividad minera a cielo abierto. Para la Cámara de Empresarios Mineros (CAEM), estos límites “significan una restricción indirecta”. En la actualidad, estas leyes están vigentes en Mendoza, Córdoba, Río Negro, Chubut y San Luis.

■ 26.148: Es el número de la ‘Ley de los Glaciares’ aprobada por el Congreso en 2008; dicha ley, que limitaba la minería en la zona cordillerana, fue vetada por la Presidenta. En abril, los gobiernos de Chile y la Argentina dieron luz verde a Pascua Lama, megayacimiento cordillerano que estará entre los cinco mayores del mundo.

(fuente: www.diariolibre.info)

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POLITICO QUE VOTA CONTRA LA LEY DE GLACIARES, VOTA A FAVOR DE ESTO...

Queridos Amigos: La ley de glaciares es necesaria, no lo decimos desde un fundamentalismo ecológico sino desde la lógica y la razón ya que la minería es una actividad extractiva y necesita destruir su entorno para poder llegar a su objetivo. Para probar lo que decimos es que nuestra Ong. Pone a disposición de los medios de comunicación y de todos aquellos que lo requieran un video de la explotación minera en veladero (Barrick) en donde se observa la destrucción de los glaciares ocultos y visibles, zona de bombeo de agua que indica el consumo real que tienen estos mega emprendimientos, voladuras que afectan los glaciares con el material micro particulado, planta generadora eléctrica en cercanía de glaciares, etc. Las pruebas son inobjetables. Esto es para que la población en general sepa los intereses que están defendiendo nuestros Gobernadores, Senadores y algunos medios de comunicación. EL VIDEO ESTA A DISPOSICION EN NUESTRA PAGINA WEB www.intichuteh.org.ar CARLOS GONZALEZ DIRECTOR MEDIO AMBIENTE ASOC. ECO. INTI CHUTEH www.intichuteh.org.ar

INFOGRAFIA PASCUA LAMA Y VELADERO

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